Toda persona tiene la
necesidad de fundamentar su existencia en algo, en alguien, en un proyecto o en
un valor, y la gran pregunta es ¿Sobre
qué fundamentar la vida?
Nuestra existencia debe tener un sentido, un
fundamento de lo contrario la vida es una locura, un existir sin razones.
La vida es en parte, un presente vivido, gozado
por haber alcanzado algo, y es un futuro inacabado, pues lo alcanzado no nos
sacia plenamente.
Esto nos lleva a afirmar que poner el sentido
de la vida en un objeto finito no satisface plenamente la existencia humana.
Todo pasa, pero siempre se busca algo que no
pase. Pasan las personas, las empresas, el cuerpo, el placer, los títulos, las
instituciones, la salud, la vida, los sentimientos, los objetos, los animales,
los proyectos, etc.
Absolutizada entonces una realidad finita y
contingente, llevada a una categoría casi de dios, la persona convierte lo
finito en un "falso
dios" y le pide la vida.
Al llegar a esta situación la persona pasa a
ser idolatra, con este giro comienza a perderse el auténtico
sentido de su vida, pues se ha alineado o enajenado con un centro que lo descentra del fin
y de la verdad del vivir.
En
el contexto visto desde la fe, el ídolo aparece como un conflicto para el
creyente: ¿Dios o los
ídolos?
Bien lo afirma sin problemas el actual pontífice: "todos tenemos
dentro algún ídolo escondido. Podemos preguntarnos ante Dios: ¿cuál es mi ídolo
escondido? ¡Aquel que ocupa el lugar del señor!"
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COMENTARIOS SOBRE CUALQUIER COSA QUE HAYAS IDOLATRADO.
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excelente el curso que va tomando esta reflexión; de hecho ya lo habia pensado y habia llegado a la conclusión, que no se puede idolatrar ni quiera el ser mas amado, en mi caso personal quién me dió la vida. Quizá por esta razópn, Dios o la vida me la quitaron... :(
ResponderBorrarGracias por dejar tu comentario @rozoedwin1988 es valioso para nosotros.
ResponderBorrarLamento la pérdida de tu ser querido y sólo Dios sabe como hace sus cosas y para su propósito es que estamos en este mundo.